“ El Reino de
Dios es como un grano de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña
de todas las semillas del mundo, pero una vez sembrada, crece y se hace mayor
que cualquier otra planta del huerto, y echa ramas tan grandes que hasta los
pájaros pueden anidar a su sombra”. Marcos 4, 26-34
Se trata de
creer en lo pequeño, descubrir todo el potencial que tenemos por dentro y valorarlo.
Cuidarlo y orientarlo hacia el calor del
Amor de Dios y las personas. Preparar el “humus” favorable para que se desarrolle,
crezca y despliegue el máximo de sus posibilidades para llegar a ser una bendición
para la familia, los pueblos, el mundo!

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