Hay experiencias que dejan
huella, nos revelan lo que es valioso, los tesoros de la vida, van modelando nuestra personalidad y nos
ayudan a descubrir nuestra VOCACIÓN. Una de estas experiencias es la JAVIERADA:
que es la peregrinación al CASTILLO de
JAVIER: caminar con otros, conversando, cantando, rezando o en silencio…. con
los ojos fijos en Javier y el CRISTO DE LA SONRISA. Reconozco que los navarr@s
somos de raíces profundas, y desde pequeña en mi familia mis padres me
contagiaron el fuego que ardía en San Francisco Javier.
Esta tradición de las Javieradas,
tiene que ver mucho con mi VOCACION MISIONERA.
El Cristo de Javier, con su sonrisa serena y profunda siempre me ha
inspirado y animado a vivir la Misión del Evangelio con alegría…

El tiempo fue mejorando y a las
17h el sol iluminó la explanada del Castillo abarrotada de gente (más de 17.000
peregrin@s). La Eucaristía y todo
invitaba a la ACCIÓN DE GRACIAS. Renovamos nuestro compromiso misionero y con
un montón de globos de colores fuimos enviados: “Id a todo el mundo y anunciar
la buena noticia del Evangelio… yo estaré con vosotros todos los días”
Y como broche de oro de la Javierada 2015, el abrazo entrañable con mi amiga Enriette del Congo, misionera de Cristo Jesús, que vive en la Abadía de Javier donde fue bautizado S. Francisco Javier (año1506). Actualmente hay una comunidad internacional de misioneras para atender a los peregrinos que desean vivir unos días de paz y oración.
Que San Francisco Javier interceda para que muchos jóvenes sientan la llamada de entregar sus vidas al servicio del Evangelio en los 5 continentes y entre todos construyamos un mundo más solidario y fraterno.

Que San Francisco Javier interceda para que muchos jóvenes sientan la llamada de entregar sus vidas al servicio del Evangelio en los 5 continentes y entre todos construyamos un mundo más solidario y fraterno.
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